Tengo un agujero en el pecho
oscuro y profundo,
residuo,
de sangre reseca.
El hueco de un asta de toro,
la huella en el cuerno,
mi sangre en su cuerno,
el acople perfecto.
Una herida abierta,
un hilo conductor,
un vaso comunicante.
Sus pezuñas se aproximan,
me embisten descargas de frenesí,
no hay tregua en el hueco,
espera a volver a llenarse de cuerno,
la nada, un todo
una y otra vez.
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1 comentario:
Hola Gilda, me gusta y me da miedo este poema, me mueve y eso es mucho en poesía, imágenes duras y eróticas, como corresponde, quiero más... más poesía... un beso
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